Mi querida Big-Bang;

Desayuno Variaciones Goldberg con boldo para limpiar el hígado. Es uno de esos tándem que funcionan y que consiguen mantener la bilis a raya. La confusión me acecha como el áspid de Cleopatra. Si ayer éramos la roja, ¿por qué nuestros jugadores llevaban la camiseta azul? ¿Nadie sabe que no se pueden ir arrojando pistas falsas al personal, justo la noche en que ha decidido ser patriota y fundirse con la masa?

Bar irlandés, últimos 35 minutos del partido. A-1 y yo nos pedimos sendas pintas rebosantes de espumilla. Ella convencida, yo en mi intento de enamorarme de la cerveza, ese amor imposible que me ronda cada verano. No está hecha mi garganta para la amargura de la cebada, digo yo, pero la emprendo con el vaso como si me fuera la vida en ello. Dos hombres nos acogen. Pregunto quiénes somos, después de llevar un rato atónita porque las hordas del bar parecen animar al enemigo. El tipo, calvo y sonriente, me mira desde la condescendencia de sus ojos azules y me contesta en un inglés imposible, invitándome a hablar de fútbol. No, yo no estoy en condiciones de debatir con un galés errante que se acompaña de un armario con tatuajes feo de cojones (táchese si parece too vulgar).

-¿Tú crees que ése de amarillo es el árbitro?, me pregunta A-1
-No estoy segura, pero me está desquiciando este juego tan slow…Cuando yo era fan se corría más y los porteros no llevaban camiseta azul clarito…¡ayyyyy! (tiro a puerta)
-¡Pero si ésos que han chutado eran los nuestros!, ¿no ves a Casillas, nena?

En este punto interviene el galés para aclararnos que, efectivamente, ese no es nuestro portero Casillas, sino el de los malos. Y que a los cien españoles aguerridos que nos rodean los mismo les estomaga que dos pavas rubias con pintas exhiban su antiespañolidad en público. Bien, seamos galesas, como nuestros amigos. Y como no hay goles que cantar, abrimos el turno de la fantasía histórica, nuestro deporte favorito.

-¿A qué crees que se dedican estos tipos, chitina?
-Son militares, fíjate en los brazacos, marines o algo. (ella, avezada observadora de real life)
-Yo diría que el calvo es banquero o informático, y el otro es su chófer. Se aburrían y han decidido hermanarse como dios manda, en la barra de un bar.

España va 2-1 y la pinta baja poco a poco. El galés ofrece su taburete y con mis inglés de Shakespeare le pregunto qué se le ha perdido por Madrid. “Soy ingeniero informático”. ¡Bingo!, miro a A-1 con gesto de triunfo por el gol que le acabo de meter. El calvo prosigue con su galés cerrado: …”estoy haciendo un proyecto para los militares”. A-1 sonríe con su empate, la jodía. A mechas puedo ganarla, pero a adivinación socioalcohólica jamás.

Llueve a mala uva pero a ninguna nos importa echarnos a la calle con la cabeza alta y empaparnos muertas de risa. España ha ganado pero en realidad nos la refanfinfla. Algo tiene la lluvia que me vuelve salvaje. A-1 y yo somos un tándem ganador como el boldo y Goldberg, como Pili y Mili. “Nena, sólo nos falta hacernos lesbianas para rematar. Si no fuera porque me gustan los hombres y jamás me convenció del todo Barbra Streisand…”