Mi querida Big-Bang;

En pocas horas me dejará tuerta un cirujano de ojos azules asquerosamente rico. No es que no me mole emular a la de Éboli, es que tengo demasiadas cosas que vigilar en esta vida como para perder ripio al 50 por 100. Así que aquí me tienes, mirando fijamente las cosas en estéreo. Mi teclado, al que soy más fiel que a mi perfume o a los hombres. La cara de hurón resudado de Minichuki, el cajón de los desmanes perdidos y algunas cartas arrebatadas que recibí a los 17, cuando aún creía en el sexo de los ángeles.
Ver o no ver. Esa es la cuestión. A veces es mucho mejor estar ciego. Si ves, tienes que actuar, tomar partido, reaccionar. Esta perogrullada no me la perdonará mi Práxedes, ese filósofo pret a porter que me guía por la senda del pensamiento profundo (y del otro). Cierto que el Ensayo sobre la ceguera te dejaba un mal rollo existencial del carajo, pero anda que no hay documentación acreditada sobre los cuernos que, por no vistos, no fueron. Y sobre esos mails leídos a hurtadillas que a muchas y muchos les rompieron el corazón.
El otro día leí a Gerard Mortier en Vanity Fair. El tipo hablaba de Julien Assange, el de Wikileaks, y decía que pocos superaríamos la prueba de que se hicieran públicos nuestros correos electrónicos. Estoy completamente de acuerdo. Los carga el diablo. Pueden sugerir traiciones, seducciones, intenciones más o menos elevadas o torticeras. Con cada mail uno se inventa o se reinventa para el otro. Pero no para terceras miradas tuertas que harán su propia lectura descontextualizada. Mejor no ver.
Es mucho más práctico leer con el tercer ojo y escribir como quien pinta un graffiti en una estación de Metro recién inaugurada. La escritura como provocación. Interprétame si puedes. Mentir por mail es como fumar puros. Un placer. Un estilo literario que pide paso a codazos. No se me ocurre nada más perverso que enviar un correo electrónico dirigido en realidad no a su destinatario sino a quien lo leerá a hurtadillas.
Como ya tengo mi plan voy a soltar la tecla, hasta que ojosazules tenga a bien desvendarme la mirada. Nada me gustará más que recibir mails retorcidos con terceras y cuartas intenciones. Arranca el concurso, se buscan candidatos. Hágase la luz.