1-Quitar piojos es subir al monte de Sísifo. También es una cura contra toda soberbia o tentación de glamour consolidado. Eres madre, quitas piojos. Ya está.

2-Si tres hombres te dicen algo por la calle y presumiblemente no han bebido porque son las 8 AM no es que de repente estés muy buena. Es que traías el vestido por la cintura. Adiós a cualquier tentación de vanidad.

3-Mi amigo R. me manda su equipaje secreto para nuestra clase de hoy: “Betún de judea, un disfraz de Spiderman y tizas de color azul“. Me encanta, me provoca. El reto: meterme en el cerebro de un  hombre. Hoy seré absolutamente masculina.

4-“Veo tus estados, tus textos,
tus fotos como asomándome por el ojo de una cerradura. Y me gusta,
oscuramente me gusta. Aunque eso no me libre del todo de cierta querencia
a derribar la puerta”. Los hombres derriban puertas. ¿Las mujeres llamamos al timbre?

5-Desayuno café, otro café y los Conciertos de Brandemburgo. Mi adolescente no se deja besar, aturdida de mañana y de migrañas. Bach no se aprecia antes de los 20 años, o de los 30.

6-“Mamá, papá está ligando con ella. Sólo se peina con agua cuando se trata de una cita”. Pues finge que no te has dado cuenta, hija. El amor es fingir que no ves lo que ves.

7-Martes. El vestido en su sitio. La maleta de R. a mi derecha. La puerta abierta de par en par. Sísifo de tregua, al fin. Espero no decepcionarte, amigo. Procedo a deshacer tu equipaje con suma delicadeza.