-El mundo se derrumba y nosotros nos hipotecamos…

Nada me gusta más que cambiar el guión de las cosas. La noche de calor sofocante ha hecho estragos y Moddy´s acaba de confirmarme que soy tan basura como los bonos españoles. Si te declaran oficialmente basura y el Ayuntamiento anuncia que no te recogerá a diario debes asumir que en breve vas a oler fatal. Que no hay desodorante que pueda contener la amargura hedionda de saberte el último de la fila, el mataó que recoge el coche escoba, una tanqueta alemana, pongamos.

De adolescente fui del equipo malo de baloncesto. Ya lo he dicho. Éramos las PIGS del deporte escolar y así nos lo anunció la señorita Aurora, con solemne mala leche. Lo siguiente fue que nos tuvimos que contentar con una descafeinada equipación color azul clarito bastante acrílica que presagiaba grandes derrotas. Mientras, las “buenas” lucían imponente azul eléctrico y hasta mejores piernas. Cosas de la autoestima.

Si te nombran oficialmente basura empiezas a abandonarte. Es como ser la fea de la fiesta, el Atlético de Madrid en su temporada en el infierno. Sin grandes perspectivas a tu alrededor, te fijarás acaso en el chico más apocado, el gordito sabelotodo que no liga, el legañoso que pierde el ritmo como pierde el kleenex lleno de mocos. Lo peor no es la noche de soledad, sino la pérdida de orgullo consiguiente. 

Se acabó el españolear. Fin del cuento. Nos queda la furia de la Roja que no me arranca ni medio aullido de pasión. Diría que la euforia del triunfo nació con sordina. Nos han robado el horizonte y debemos concentrarnos en pequeñas satisfaciones cotidianas, rituales que no cambian: las Chukis hoy recogen sus notas de fin de curso. A eso de las once llamarán, leerán el veredicto del jurado y si la cosa ha ido bien brindaremos por ello. Si no, porque pudo haber sido peor. O porque estamos vivas y sanas, y contentas aunque a lo lejos se oiga el bramido amenazante del camión de la basura.

Señores de Moddy´s, sabed que no podéis con nosotras. Que una burbuja de titanio protege nuestro patio del colegio. Que sois arrogantes y que os hemos perdido el respeto. Que no bailaríamos con vosotros aunque fuérais los Travoltas con fiebre del sábado noche y nosotras esas chicas feúnas y apocadas que se sientan a mirar y ven pasar las horas.

Y entonces, en un rapto, a eso de las tres de la mañana, saltan de su escondrijo y queman la pista. Y se vuelven Madonna, y se ríen del mundo…

El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos. Así era antes de Moddy´s. Y así va a seguir siendo.

P.D. Humphrey, aquí te espero. Soy la del uniforme azul clarito y ya siento que mis piernas crecen al calor de mi orgullo recidivo.