El colmo de un narcisista es morir el día de Todos los Santos.

Los chistes de muertos no suelen tener gran éxito. Mucho menos que los chistes machistas y a años luz de los chistes verdes. Debe ser cosa del fatalista “morir habemus”.

Mi primer Halloween me vestí con una sábana y mi hermana hizo lo propio. En realidad, era un exotismo made in USA que por aquí no se estilaba. El español ha sido siempre muy dramático, muy tremendista, muy “cincohorasconmariano”, pero a la hora de convertir el lamento en una burla con calabaza, perdía los papeles. La muerte es la muerte. La Elegía a Ramón Sijé (http://usuaris.tinet.cat/elebro/poe/mher/elegia.html). La embestida del toro. Y, a mucho tirar, el “siento dejar este mundo sin probar pipas Facundo”.

Tú te puedes reír, descojonarte, de que tu amiga no tenga suegros porque los pilló un autobús. Pero eso es porque cuando tu amiga conoció al que sería su marido poco después, el chico ya era huérfano. Y reírte de unos señores sin cara y sin biografía no parece de mal gusto. Siempre que sean suegros, naturalmente.

¿A suegra muerta, suegra puesta?

Cierta mujer que conocí afirmaba que la muerte vista de cerca le producía dos reacciones: risa y deseo. “¿Pero te ocurren a la vez, concatenadas o es una u otra?”, quería yo saber. “Sólo te digo que debuté el día que murió mi abuela”.

Si eres argentina y debutas significa que has dejado de ser virgen, para entendernos. Y este episodio, con el cadáver aún caliente de la abuela, es lo que las coplas de Manrique a la española.

Hubo un tiempo, prosigo, en que la última copa se tomaba en el tanatorio. Era la cafetería madrileña que cerraba más tarde. Un afterhours del sofoco donde se mezclaban los viudos con los borrachos rebeldes al sueño. Conozco a un tipo que encontró allí el amor. Ella velaba a su tía, una venerable anciana, y se había apalancado en la barra del bar tras el shock de ver el cadáver tras el cristal.

Los muertos deberían velarse con una gran fiesta, pero sin calabazas ni performance Disney. Algo similar a una graduación. Si no hay un más allá, has coronado tu vida y por algo te llenan de flores. Si lo hay, con más motivo.

Y el vivo, al bollo…