Una señora de edad indefinida entre los setenta y la muerte entra en la farmacia. Lleva rellenos de todo tipo en la cara, el pelo impecable de peluquería y un cigarrillo con delicada boquilla de plata en su mano derecha, terminada en uñas larguísimas de buitre leonado teñidas de color mandarina.
-Deme la vitamina-12 más fuerte que tenga, esa que lleva triptófano.
La farmaceútica no entiende. ¿Perdone? Hay varias vitaminas B-12, pero con triptófano no tengo.
-Pues la que yo tomo sí lleva, y me duerme, que yo paso muy malas noches.
Otra señora, que acaba de entrar, estira las antenas.
-Yo tampoco duermo, me va a perdonar que intervenga, y lo que mejor me va es el Myolastán. Mano de santo.
La farmaceútica, alarmada: “Señora, eso es un relajante muscular muy fuerte, capaz de tumbar a un caballo”
Yo: “y creo que lo han retirado…”
-Pues yo pienso seguir tomándolo, aunque relinche y me lo tenga que comprar en la Internet…
La de los rellenos asiente. “Cuando una encuentra algo que funciona, no debe hacer caso a los médicos ni a nadie” (mirando de soslayo a la farmaceútica, que a su vez me mira a mí buscando un poco de comprensión).
-Verá, lo de la B-12 lo he comprobado después de intentar con la Dormidina, eso que toman las azafatas y no te hacen ni caso en todo el vuelo, aunque vayas en primera.
-¿Quiere Dormidina? (solícita, la farmaceútica)
-No, que no me duermo pero encima me paso todo el día siguiente atontada.
-Ya…, es que en realidad es un antihistamínico que daba mucho sueño y lo convirtieron en sedante sin receta. Porque no crea adicción.
En este punto, intervengo.
-Pues no creará adiccion, pero si lo tomas cuatro días al quinto no te duermes a pelo, se lo digo yo.
-¡Eso!, tercia la del Myolastán. Donde esté mi Orfidal, que se quite todo. Lo tomo desde 1997.
-Hombre, no sea usted tan radical, trata de reconducir la farmaceútica. Cada medicina es para lo que es. Y los antihistamínicos de ahora ya no te duermen.
Y como ese es mi tema, sentencio justo antes de salir:
-Eso no es así. Yo tomo Atarax para dormir como un tronco. Media pastilla y te sientes Janis Joplin en pleno vuelo. Buenas tardes, señoras.