Mi querida Big-Bang:

Mi mejor amiga y mi peor enemiga cumple años y me pide que le regale un pensamiento único. “Quiero un regalo gratis, que son los mejores”. Hace años que dejé de hacer dibujos en el cole por el día de la madre, pero ella es es esas mujeres que se ilusionan hasta con el mensaje de las galletas de la fortuna del chino de la esquina, así que voy a intentar complacerla para que me deje tranquila.

Verás, chitina, que estar at the top of the hill de la vida es un instante de vértigo y una eternidad de melancolía. En tu caso, hiciste lo que tenías que hacer rapidito para dedicar el resto de tu vida a hacer exactamente lo que te da la gana. Tu vida simple es un encaje de bolillos que construyen a la remanguillé, según te dé el aire; sin manual de instrucciones, que los odias, y sin la intención de que se acabe. Creo que eso es por lo de Kavafis y el viaje a Ítaca, uno de tus chungos de cabecera que no se te van de la cabeza.

Diría que tu credo son tus hermanos, tus amigas, tus hijas, amores de ida y vuelta, un trabajo que te mola y esa cosa compulsiva que tienes con la escritura. Eso y George Clooney, rasgo de vulgaridad calibre 21. Por lo demás, te ríes hasta de tu sombra, tu pluma es pelín redicha y los jeans marcavenas que te compraste el otro día son para una reencarnación de quinceañera, pero tú misma. Cada mañana te levantas con ganas atropelladas de bebértelo todo, como si hubieras caído en la marmita del entusiasmo de Obelix. Y, créeme, nena, eso nos agota.

Para un poquito, siéntate a pensar, date un baño de vapor en los spas, esos templos de la modernidad sudorosa que adoras. Cómprate un bonsai y dedícate a cuidarlo despacio, contamplando cómo despunta cada brote. Vale, esto es un coñazo, bórralo de la lista. Pero levanta el pie del acelerador, tronka, o terminarás cazando moscas en un centro de día para rapidillas. Embadúrnate en una mascarilla milagrosa y cambia los muebles de sitio una vez más. Nada como ver la vida desde la otra esquina del salón, en el mismo sofá y sin el mando a distancia a tiro.

Te regalo mis ganas, este día nuboso de bajas presiones y mareíllo. Te regalo mi tiempo y un pasaje al futuro imperfecto. Date un gustazo, vuelve a pintarte la boca de rojo, cómprate un ramo de flores, besa a destajo y, cuando te canses, siéntete en deuda por la suerte de tener una vida tetra brik tan llena de tanto.

Ah, y deja de contar el chiste del perro Mistetas que ya se te ha pasado el arroz, chitina…