“Hay que dar muchos pasos para conseguir ser libre”. Leo las palabras de Patti Smith en la entrevista de hoy en El País Semanal y me sorprendo parándome cada dos por tres y respondiendo mentalmente. Esta mujer sin etiquetas convencionales es para mí el epítome de la honestidad. Reconozco que a veces busco bajo sus sentencias, mezquina, un átomo de impostura y no la encuentro. Patti Smith es una persona adicta al café que se asume. Una mente desarmada de prejuicios que construye desde la pureza de un pensamiento pasado por el tamiz de los interrogantes; poco contaminado, si es que eso existe. Nada soberbio, y mira que podría.
Dice esta diosa sin edad que creció en un ambiente de carencias materiales, “pero no mentales”. Y siempre escucha a 1.John Coltrane, justo lo que hago en ese momento para generar aún mayor conexión y porque me pellizca el alma en esta tarde perezosa de domingo. Compro de inmediato 2.“Éramos unos niños” (Lumen). Estaba en mi lista de libros pendientes.
(sólo un seg sin mascarilla para foto)
Pocas veces los textos que acompañan los recorridos de las exposiciones logran atraparme. Los de la 3. expo “Mondrian y De Stijl en el Museo Reina Sofía -que desgusté ayer sábado del brazo de mi amigo J.- son un compendio de inspiración descriptiva y literatura bien urdida donde conviene saborear cada palabra justo antes de sumergirse en cada una de las obras de uno de los carteles más atractivos de la temporada (dicho lo cual, confieso que el holandés y algunos de los de la escuela no me provocan emoción, sino admirada curiosidad. Apelan al intelecto, no al corazón. Invitan al striptease de ropajes hasta tocar el hueso de la esencia geométrica. Llega al orden puro, sin misterio (o así lo percibo yo, que soy desordenada y adicta a la emoción artística).
Hoy tocaba 4.El Expresionismo alemán en el Thyssen y he buscado el mismo virtuosismo explicativo en los carteles, sugerentes por jugar a trazar titulares como estallidos deshilvanados, expresionismo ilustrado. Buen intento. A cambio, el latido vibrante de los trazos y colores nos han exaltado a mi hija y a mí. Y, gran noticia!!! El Thyssen permite ya hacer fotos sin flash!!! A la salida nos hemos tomado un café bastante rico en la cafetería desierta del museo, tan contentas y hermanadas en una pasión que cultivé en ellas de pequeñas bajo soborno, naturalmente: “si venís al museo os invito a aperitivo con refresco”. (Y más: divertida 5.Objetos de Deseo. Surrealismo y Diseño en Caixa Forum. Como ir al parque de atracciones, lo juro).
3.Desde que no puedo ir a mi casa alcarreña por el confinamiento exprimo mi ciudad con avaricia y todo me maravilla. La oferta cultural es apabullante y voy poniendo equis en las casillas de lo que veo. Luego está el factor sorpresa que puede ser kitsch -como pasar por la calle del Cristo y que de pronto se abran las puertas del templo y salga el mismísimo 6..Cristo de Medinaceli, con su melena natural a lo Pantoja, llevado por costaleros (y costaleras).
Recorrer sin gente la 7. sacristía de San Francisco el Grande o degustar las delicias de 8.Motteau, una pastelería coqueta y afrancesada cuya escandalosa tarta red velvet, preparada a la vista si tienes suerte, te puede arreglar un mal día con su increíble sabor avainillado y frutal.
Dos tips más: 9. La bisutería de Ginger&Velvet, -en la calle Alameda,4- por sus delicadas piezas mate, con esmaltes y formas vegetales que tiene un irresistible rincón outlet al 50%- y 10. el neoyorquino “La francachela”, dentro de Medialab (pegadito al Caixaforum), donde conviene sentarse en los sofás vintage del fondo -si no estoy yo con alguno de mis hermanos, hijas o sobrinos- junto a la ventana y pedir por WhatsApp un tercio de Mahou helado con un surtido de hummus o ensaladilla rusa con jamón. Juro que es un planazo radical y te deja el cuerpo con la sensación de que si hay que confinarse en una gran ciudad, Madrid es una opción prometedora.
4.Creo que lo mismo me hago un blog solo de recomendaciones sui géneris y sin más pretensión de compartir el hallazgo. Eso que tanto agradezco!
