“En toda vida hay un error preliminar, aparentemente banal, como un acto de negligencia, un falso razonamiento, la contracción de un tic o de un vicio, que engendra a su vez otros errores”.  La frase -proteínica, clarividente- de Julio Ramón Ribeyro formaba parte de un cuadro que me gustó especialmente entre los que exhibían en JustMad (*). Desde el domingo pasado he estado dándole vueltas…