P { margin-bottom: 0.21cm; } Recuerdo el vacío que dejaban los domingos de ayer. El domingo transcurría a cámara lenta y eso no le quitaba dramatismo, sino todo lo contrario. Si salías, porque de pronto estabas en la cama y el cartel de The End te espoleaba el insomnio. Si no, porque eras una pringada sin éxito social y abonada a las mallas de algodón…