África, ayer Tengo que confesarlo. Estoy respondiendo a felicitaciones de Navidad sin saber quién es el remitente. Al principio me inquietaba, pero ahora creo que en el fondo no importa, es mucho mejor así. Empecé preguntando, con delicadeza para no herir sentimientos: “Disculpa pero mi móvil me odia y no reconoce quién eres”. Ahora trato de averiguar la identidad de mi amigo invisible según el…