“Ese pastel sabe a mi matrimonio”, dijo ella torciendo levemente el gesto. El praliné hace más de veinte años es el dulce del sí quiero aunque no quieras. Uno elige el postre y elige el libro con el que se enfrentará esa noche.  Si puede, elige el argumentario de madre cabal mientras contempla la maleta atiborrada de su hija, dispuesta sobre su cama,  y entiende…