PRESUNTAMENTE

Otras noticias Virginia Galvín

Mi querida Big-Bang: Los pajarracos negros danzan ahí fuera con presunto orden y concierto. Se habla mucho de la presunción de inocencia, pero yo soy muy partidaria de la presunción de equilibrio, de solvencia, de estilo directo, de burla o de militancia, por citar sólo unos pocos ejemplos. Todo es de una manera mientras no se demuestre lo contrario, lo malo es que a veces…

EL CRIMEN DEL GAZPACHO

Otras noticias Virginia Galvín

Mi querida Big-Bang: El calor lo carga el diablo. La casa es una olla a presión y mi cuerpo retiembla como la lavadora vieja que durante el centrifugado sale a pasear. Imagino la de serial killers que estarán frotándose las manos y afilando los cuchillos para salir tras una víctima propiciatoria. Sí, todos los malos instintos se agudizan a más de 30 grados. Elige una…

INSECTOS

Otras noticias Virginia Galvín

Mi querida Big-Bang: ¿Has soñado alguna vez que le seguías el rastro a diez hormigas? Y, una pregunta más: ¿entiendes que en las habitaciones de los hoteles con encanto para enamorados no haya un tabique aislante y opaco entre baño y dormitorio? Hay sinrazones que se me escapan incluso a mí, que soy muy de seguir con la mirada las evoluciones de los bichos. Sin…

TRES EN UNO

Otras noticias Virginia Galvín

Mi querida Big-Bang: Mi amiga C. tiene tres hombres al retortero. El primero le gusta, pero no le conviene. El segundo le conviene, pero no le excita. El tercero está en la bruma, esperando su momento estelar cual concursante de “Lluvia de estrellas”. -Tú lo que eres es un poco ligerilla, le decimos tiñosas de celos. ¿Vas a mantener semejante banquillo de la Champions League…

LAS CIFRAS DE LA BESTIA

Otras noticias Virginia Galvín

Mi querida Big-Bang: Mi amiga M. se levantó ayer y se subió a la báscula: “Marcaba 66.6, el número de la bestia”. Las que siempre le buscamos tres pies al gato no podemos pesarnos tranquilas, ni jugar a las quinielas, ni pasear por las calles sin contar losetas moradas, saltando a la pata coja. Los números son una maldición. Sí, M. no es que quiera…