Mi querida Big-Bang:

Anoche bailé hasta desatornillarme y ahora ando buscando las piezas de mí misma por debajo de la alfombra. Hay noches que merecen un monumento y la de ayer podría ser una de ellas. ¿Cómo hermanar las torrijas con los pasos de semana santa, la pista con DJ honoris causa con el fuerte olor a incienso, el silencio nazareno con los gritos al son de Aretha F, mi musa? Todo tiene sentido en la coctelera de las buenas intenciones y así me lo recuerda mi cadera magullada y feliz

No tan rápido, chitina; levantarse a las 12 de la mañana no es de personas decentes. A estas horas ya me habría escrito dos capítulos, duchado, enjaretado una o dos cafeteras, resobado mi AD (Architecture Digest) y salido a pedalear, Pero no, hoy arrancamos la novela por la página 100, porque beberse la noche a tragos largos equivale a un chute de contenidos como el Redoxón a dos kilos de naranjas.

Ingredientes: El piso de mi amiga B. coqueto, recogido y con terrazas con vistas al cielo. El vino del padre de M: redulce, refrío, con esa chispa de la fruta y la canela que te invitan a apurarlo de un trago, y ya sumé tres (copas). La faja de I, expuesta a la vista para regocijo y regodeo, con tan buena fortuna que nos conjuramos para una kedada fajil la próxima vez. El candidato sueco: ¿se hará el ídem cuando se materialice? El sueño imposible: Vale, sí, deja de mandar mails calenturientos a mi amiga y ejecuta, nene. La frase de la noche: “Muy mal se nos tiene que dar para…”. Y el titular de la jornada: El clavo sacó al otro clavo. Pues benditos sean dios y las ferreterías.

Una procesión en Madrid es una cosa muy rara. Pareciera como si el alcalde hubiera subcontratado a una cofradía del sur, pero los figurantes carecen del rapto floclórico de allá. Eso sí, hay silencio, saeta desde el balcón y aplausos, y enmudecemos las tres con el fragor de los tambores. Hay que pedir perdón por haber arrancado con ron&cola, una mariconada que no me permitía desde hace dos décadas, pero entre torrija y torrija me supo a gloria. A cambio haré penitencia a la meca de Bombay Saphire, doquiera que se encuentre.

¿Quién me ha robado medio día en mi calendario? Anoche el taxista, con retintín, respondió a mis “buenas noches” con un “más bien buenos días, señorita”. Las señoritas decentes no llegan a los portales en su estado. ¿Qué estado: pletórico, estado de gracia, estado peripatético, por las vueltas que di, estado gaseoso, por la ligereza de animo, o estados unidos? A mí la resaca me pone chisposa y ligera. Una hiperactiva cansada saca su arsenal B, como verás, y hoy pienso recuperar las horas que me robó la pista (y lo digo con el puño de Escarlata en alto)

Dicho lo cual voy a fingir que son las ocho y a tirarme a la calle con las gafas de sol de vampira bien caladas y el bolsillo listo para un gasto inesperado. Lo esperado inesperado fue otro hit de la noche, y hoy espero que algo inesperado ocurra en mi vida. Quedan, al menos, doce horas reales y 18 virtuales. Allá voy……. sorpréndeme!!!