Alguien de mi entorno cercano de quien no daré pistas porque se disgustaría sufre por amor como una condenada y ayer, después de varios intentos fallidos, al fin confesó. Le gusta alguien -llamémosle número 2- que a su vez está por alguien -número 3. Y número 3 “es muy guapa, no como yo”.

Acabáramos.

Si sólo las guapas enamoraran habría un estallido social de feas y normalitas. Explico. Y aporto como prueba fundamental una lista de mujeres con pareja que no son Gisele Bundchen ni Angelina Jolie, ni esas enguapecidas vulgares e intercambiables que salen en la tele que no veo (hay una tal Pedroche que desconozco, pero últimamente es muy nombrada incluso en entornos intelectuales).  

Luego compruebo una vez más que lo que sale en la tele y en las revistas son estrellas del deporte o la música con macizas de largas melenas a la grupa. Que “el hombre de éxito” que ven nuestros hijos raramente se acompaña de una mujer de físico corriente, sin estridencias (lo contrario diría que es más habitual).

Feo/rico con maciza

O sea, que lo que nos cuentan es que si eres suficientemente rico llevarás un cochazo, vestirás Dolce Gabbana y te comprarás una rubia en el mercado de fichajes o una morena con curvas peligrosas.Y si no, eres un pringado. (De acuerdo, no estoy descubriendo nada que no sea obvio, pero no por obvio menos odioso)

Espero que nadie se ofenda. Ni los tipos que parecen exhibir novia como prueba de su testosterona con diamantes, ni las tías buenas que se arriman a ellos sabedoras de que juegan con ventaja. Así ha sido siempre, imagino. Y así será. Son pocos,  pero tienen las cámaras apuntándoles 24 horas, en un Gran Hermano obsceno que muestra que la carne es mercancía que se cierra con anillos de compromiso de muchos kilates.

Pero mí confidente es endiabladamente lista, tiene una sonrisa de las que te arreglan un mal día y un ingenio poco común para su edad. Y cree que si no eres la más guapa de la clase juegas en desventaja. Y le va a costar años darse cuenta de que sólo merecen la pena aquellos hombres que miran el conjunto, y que los que se pierden por un culo en su sitio y una boca voluptuosa carecen de todo interés, de manera que la gran noticia, cariño, es que  no vas a sufrir porque jamás querrías entrar en la competición.

Que ser original, rápida, creativa  y sensible como es ella -además de monísima, lo juro- es tan excepcional que sin duda atraerá a esos hombres y mujeres que saben mirar lo extraordinario. Y que entonces ella tendrá que elegir entre esos pocos, y mientras se lo digo la acaricio el pelo y enjugo sus lágrimas y le añado que sé que ahora lo está pasando mal, y que es inevitable, pero que ya verá como es así. Ya verá…

Y no le digo que, cuando eres mayor, los problemas de corazón no terminan, pero son ligeramente distintos. Y que el mayor logro es aprender a estar solo, enamorarse de uno mismo con sus curvas del cerebro y el corazón, esas que no causan bajas ni flaccidez. Y luego si llega uno o una que lo aprecia y está dispuesto a no rendirse a la primera será una fiesta. Sin cámaras ni testigos. Por todo lo alto.

Y mi confidente me abraza y me dice que soy la mejor. Y a mí se me ha encogido el alma por no poder impedir que se desgaste y sufra…