P { margin-bottom: 0.21cm; } Infancia En el atardecer de ayer jueves tuve uno de esos instantes para congelar en la memoria. El patio de mi casa olía a lavanda, Brontë se había ovillado a mi costado, calentándome peludo y apacible para disimular los mordiscos de alfiler que me había propinado minutos antes, y yo bebía pequeños sorbos de gin tonic con torreznos mientras devoraba…