Tengo que coger el AVE y lamento que el viaje dure tan poco. El tren para mí es el epítome del tiempo detenido, aunque vaya a 300 km por hora. No te puedes escapar. Si acaso, arrastrarte por el camino hasta el vagón bar y pedirte un café que sorberás entre ligeros bamboleos mientras adivinas a qué se dedican los que te rodean. Y sí,…