Echo de menos mi Nokia. No sabía cuánto hasta que me dieron el viernes pasado uno de sustitución al smartphone que me compré poniéndole los cuernos a mi viejo amigo finlandés y para satisfacer a todos los modernos que me rodean, que son muchos y bramaban por el downgrade social de llevarme a su lado con semejante carroza tecnológica. Mi Nokia y yo fuimos una…