De los libros, prefiero un buen arranque. De la noche, esos minutos en los que sientes que el sueño está a punto de vencerte. De la ducha, el primer chorro caliente. Del amor, el cortejo de los primeros días, ese batir de alas en la boca del estómago. De la clase política, la etapa que precede al descreimiento y la avaricia. De las cenas de…