Ir al cajero a recoger unas entradas y olvidar tu número secreto. Tirar una bandeja en el desayuno, perder el teléfono en la microhabitación de un hotel desproporcionadamente caro donde sólo entras si te ajustas al percentil de español medio de finales de los sesenta, buscar una palabra que se te resiste, un término banal pero preciso sin el cual la frase quedará deshilachada. Empalmar…