Y entonces tu amigo, el mismo de hace diez años, o puede que más porque hay fechas que se difuminan como tintas antiguas en los calendarios del olvido que nunca has olvidado, te hace la pregunta no sin cierto pudor. Con preventivo miedo a desatar un tsunami llamado desabrida intimidad o carne viva. -Pero tú… ¿Estás bien? Y sabes, desde luego, que esto no va…