He sido madre y ama de casa todo el fin de semana, la eternidad. He tenido alojadas, además de mis chukis sospechosas habituales, a dos de mis sobrinas, de cuatro y seis años, y a mi madre mediopensionista que aprovechó el río revuelto para sacar la caña como quien no quería la cosa. Seis mujeres, una casa y grandes preguntas que resolver: 1.¿Qué se come…