Sostiene Miguel Poveda que es inseguro, “pero arriesgo para sentirme vivo“. Incorporar la duda me parece un ejercicio de madurez necesario. Enfangarse en ella como en un mar de engrudo,  un delirio evitable. Hay inseguros que castigan a los demás para evitar ser descubiertos y señalados con el dedo. Y seguros kamikazes que sólo después de haberse lanzado en paracaídas recuerdan que no comprobaron dónde…