Antonio López. Museo Thyssen Hay palabras que me gusta tanto cómo suenan que busco una excusa para usarlas. Por ejemplo, catenaria. Por ejemplo, zaguán. Mataría porque la RAE ampliase su definición y así poder llamar zaguán al recibidor o vestíbulo de casa (que derivó en hall, término mucho más anodino y carente de personalidad, cuando es un cul de sac oscuro al que un buen…