“Los lectores sentirán cómo tiemblan sus ortodoxias y se conmueven sus convicciones” (R.L.Stevenson. Escribir. Páginas de espuma) Me gusta el sonido del temblor de ortodoxias. Es apenas un murmullo subterráneo que te avisa de que los pilares de tu vida están a un paso de la demolición. Somos un edificio alzado a tortazos, como la catedral kisch que ha construido un anciano a pocos kilómetros…
Virginia Galvin
La vida en 5 minutos1. Anoche, traspasada de cama y de runrún catalán. “Escribir tiene que ser una aventura o no ser”, leía. Ay, Ulises, dónde te has metido. Salir a batirte entre palabras dardo. Irte antes de irte. Apuntar: Al columpio le faltaba una cuerda, se balanceaba con el cuerpo escorado hacia la izquierda, en equilibrio frágil. “Más fuerte, más fuerte”, gritaba, y él obedecía. Los espectadores adivinan…
Anoche Gil de Biedma brujuleaba por Manila mirando muchachitos con inédito pudor y yo pensaba que hay, por ejemplo, dos tipos de hombre: los que ven el sombrero y los que ven la boa que se ha tragado al elefante. La diferencia no es sólo la obvia, es que los segundos a menudo y por efecto de una extraña transferencia sufren indigestiones pesadas y regurgitan…
La otra tarde vino a casa mi sobrina A. para hacerme una entrevista. Estudia periodismo y soy su coach además de su madrina. Ella es breve de hechuras y larga de carácter. Así que soporta sin enfado que le tache y le escriba impertinencias en los bordes de sus textos que me envía: “¿De verdad crees que esto es un titular?” o “Esta frase está…
Hojeo una de las cinco novelas de adulterio del siglo XIX: El Primo Basilio, de José María Eça de Queiroz. Las otras cuatro son Madame Bovary, La Regenta, Ana Karenina y Effi Briest, advierte la contracubierta del libro regalo de una tocaya generosa. Sería una buena pregunta de Trivial, creo yo. En estas novelas hay abundantes descripciones, mujeres apasionadas que van a sufrir y a…
Sostiene Joyce Carol Oates que el suyo es un “humor moderno” y el concepto me interesa de inmediato. Por poco pretencioso y por incógnito. La indiscutible escritora norteamericana, de quien ya he confesado que puede llegar a exasperarme con sus laboriosas descripciones, se recrea en esta entrevista de Babelia en el proceso de escritura, y de pronto le “perdono” toda su parsimonia que agrede a…
“Lee y borra“, me dijo M. tras confiarme su secreto en cuatro líneas, y lo hice al instante. Podría contar mi existencia reciente por los “lee y borra” que ejecuto, obediente, por los (escasos) “lee” que no borro, por los borrados que no leí y por los que no escribo y se me quedan yermos en la punta de los dedos, contenidos, enquistados de pus…
Y entonces, sin habérmelo propuesto, vuelvo a Oliver Sacks. Y sólo tengo un libro suyo en mi pomposo Taj Mahal: “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”. Y no recuerdo habérmelo comprado -ni al sombrero, ni al hombre ni, desde luego, el libro (Anagrama), pero sí la confusión en incontables plazos- Pero alguien que soñaba con ser berilio, cesio o francio cada…
Ganjes Ayer vi a un hombre nadar en el estanque del Retiro: Hoy dudaría de esa imagen fantasmagórica de no ser porque iba doblemente acompañada. El hombre tenía una larga melena blanca y caminaba perezoso como un eremita falto de proteína animal, de carne roja. Más que nadar, braceaba destartaladamente y cada poco elevaba los brazos hacia el cielo sin luna cual peregrino del Ganjes….
A las 21 horas del pasado domingo, un domingo hermético y fatigoso de agosto, al tiempo que “le daba la vuelta a la casa”, esa expresión trasnochada que describe la limpieza compulsiva que se lleva por delante polvo, rabia, trastos y recuerdos, decidí abandonar para siempre “El Jilguero“. Exactamente en la página 661, recién pasado el ecuador de su extenuante recorrido plagado de descripciones minuciosas…