Naturalmente, cuando eres estudiante no valoras el milagro del aprendizaje. De poner nombre a las cosas, de reducir a palabras las abstracciones tercas. Nunca se me va a olvidar el asombro de mi hija “la Artista antes llamada Minichuki” el año que aprendió a leer. De repente aquellos trazos caprichosos cobraban sentido: “Yo lo que veo lo leo”, me soltó un día en el autobús,…