Giacometti 1.Quise desatascar mi teléfono y terminé siguiendo las órdenes de un youtuber mexicano muy empalagoso que cada pocos segundos repetía: “paciencia…no se me vayan”. No me fui, y mira que soy de irme, y desatasqué. Tanto, que perdí buena parte de la información que contenía el aparato. Como limpiar suelo de madera con salfumán. En mi habilidad innata para buscar el lado bueno…
Virginia Galvin
La vida en 5 minutosP { margin-bottom: 0.21cm;Uno llega y coloniza. Conoce, reconoce y transforma. Forra el sofá con una sábana limpia, sumisa y cotidiana. Corta o le cortan unas hortensias del jardín, que pasan a sendos recipientes y enseñorean la casa. Adquiere un hule en el bazar del pueblo, un hule feo según sus cánones estéticos pero que cumple su función. Mueve la mesa y su banco del…
Olvidos y deseos “De mi pequeño reino afortunado me quedó esta costumbre de calor y una imposible propensión al mito“. (J. Gil de Biedma) De mi voraz hambre de soledad, de cierta soledad al menos, podría deducirse que devoro páginas como una quijotesa ensimismada. Pero no. Me da por preparar un equipaje con tanta morosidad que pareciera que voy a emprender una expedición por el…
“En todo caso, si la soledad es irresistible, no se puede negar que es barata. No hay ningún avaro que no sea un solitario. No hay ningún avaro que no lo sea también de sentimientos y palabras”. En una primera aproximación a Josep Pla -tímida, aletargada por la hora y sus recogimientos- me divierte hacerle cosquillas desde el lomo de su “Cuaderno gris” y abrir,…
De cuando en cuando, Venecia se hunde. Es una noticia recurrente y me la encuentro esta mañana. Que Venecia se hunda supone que se hunde nuestro ADN romántico más tópico. La épica del viaje. Los canales como posibilidad de una aventura remada entre palacios que se traga la bruma. Si se hunde Venecia mueren Thomas Mann y tanto cine evocador y de aventuras. Venecia no…
Giacometti Sostiene mi fisio que un músculo contracturado es el alarido de tu cuerpo como reacción al caos y al veneno circundantes. de lo que se deduce que el caos me invade rabioso como Godzilla a Nueva York. Hay varios tipos de contractura, verás. Está la contractura intelectual, ese que sobreviene cuando lees un libro de los que se editan para no parar las máquinas…