Sin venir a cuento, me apunto a un curso sobre  Roland Barthes. Un impulso irrefrenable a dos meses vista para escapar de mis cauces ortodoxos y volver a Matadero, ese lugar donde siempre pienso que me espera un igual, oculto entre los aullidos de reses desangradas de amor y de codicia. “Cuando me ocurre abismarme así es porque no hay más lugar para mí en…