Reconocí a una famosa de medio pelo por el relleno desafiante de sus labios. Yo cuando me cruzo a un famoso miro instintivamente hacia otro lado, no vaya a convertirme en estatua de sal. Leo que Esperanza Aguirre la emprendió contra los agentes de movilidad al grito de “haceís esto porque soy famosa” y me da la risa. Fresca, desahogada, impertinente, incívica… hubieran encajado mejor….
Virginia Galvin
La vida en 5 minutosMi querida Big-Bang: Lo he hecho. Me he comprado un jean rojo sangre de pichón, un vestido de colores vivos tipo Prada (anda que no te han copiado las rayas, Miuccia), una camisa verde loro y una camiseta azulón intenso. ¿Fashion victim yo?. Debo confesar que los tipos esos del comité del color que deciden cómo veremos el mundo cada seis meses han hecho bien…
Mi querida Big-Bang: Hacer shopping en domingo es un acto de rebeldía. Antes tocaba misa y aperitivo, paella familiar y telefilme cutre siestero. Ahora, y a pesar de Esperanza Aguirre, los domingos se han vuelto respondones. Tú sales a las once a desayunar lo que viene a ser un brunch, con los periódicos en las manos y la esperanza de no cruzarte con nadie conocido…
Mi querida Big-Bang: Imagino que, como yo, andarás empachada entre bodas reales, asesinados por razón de Estado, ilegalizaciones de partidos políticos y Esperanza Aguirre entregando medallas a troche y moche como un espectro rosa con pilas Duracell. Tanto frenesí me impide destilar ideas puras, como a Kant. Tengo tan enjuague de estómago que necesito un Panta Rei heraclitiano para que se lleve de mis cañerías…