Ayer, mientras la endodoncista trajinaba en las simas más oscuras y violentas de mi pieza 37, sonaba Somewhere over the rainbow. Una de las canciones de mi A-list. Una de esas que me pongo para levantar el ánimo propio y el de mis Chukis. A partir de ahora, Somewhere over the Rainbow equivale a torno, doble chute de anestesia y dolor. Quiero el libro de…