Observo que una parte considerable de la población necesita un castor. Alguien a quien mandar, en quien apoyarse, alguien para que le acompañe a las fiestas de sociedad. Que le lleve solícito el gin tonic, que le diga lo guapo/a que está y que no se apodere de su corazón. Un aderezo útil, digamos. El nombre lo he robado de una película muy excéntrica que…