Hace días que trato de quedar con mi amigo el Innombrable (él me prohíbe hasta las iniciales, tal es su celo incógnito. En adelante lo llamaremos el artista antes llamado Prince) Ayer, Prince y yo cruzamos varios mails para el propósito que remató él con una frase desaliento: “Pues ya me dirás, yo con horario de madre y tú de Rodríguez”. Estar de Rodríguez, esa…