Todos los días, Minichuki me suplica que la deje ir sola al colegio. Que ya es mayor. Y se enfada como un babuíno cuando le respondo que aún es pronto. Entonces aprieta el paso, mira al suelo muy airada y me somete a su desdén más violento hasta que alcanzamos la puerta del cole. A veces claudico a medias y si hemos cogido el autobús…