Busco rincones de silencio por la casa y mi padre me persigue. Las maniáticas de la madrugada nos volvemos irritables cuando nos quitan el privilegio del amanecer sin ruidos. Las Chukis, que lo entienden, no entran al salón hasta que su madre hace movimientos por el pasillo. Las familias tienen sus normas de convivencia no escritas, no explícitas. Y cuando entra un elemento nuevo en…