Taj Mahal doméstico Escribo últimamente y aún de noche en la misma mesa donde mi hija mayor se devana los sesos cada día. Una rotación similar a la de las camas calientes pero llevada al territorio intelectual que, en lugar de dejarse una sábana arrugada o una horquilla de pelo abandonada sobre la almohada, olvida un libro de Galdós, “Miau”, subrayado en fucsia como dios…