Brontë  P { margin-bottom: 0.21cm;Naturalmente, yo no quería un perro. Y tenía poderosos argumentos, bastante convencionales y aburridos: -Es una esclavitud. –Las casas con perro huelen a perro y están llenas de pelos de perro. -Tus hijas te jurarán por sus vidas que lo sacarán todos los días, que tú jamás recogerás una caca con tus manos, que si ladra se lo llevarán para que…