Para quienes hayan caído en el error de pensar que sólo leo autores con pedigrí, ahí va mi confesión. Yo también caí en las redes de Ken Follet, y el libro, lo confieso, ha sobrevivido a mis arrebatos destroyers. Esos que me llevan a hacer, de cuando en cuando,  una pira con los volúmenes cuya presencia en la estantería me sonroja o que no me…