“Recuerdo a tu hija I. cuando nos conocimos. Era una niña escondida detrás de sí misma“ Ayer mi amigo J. el Pirata, patriarca de esa pandilla de Asturias múltiple, genial y luminosa,  me regaló esta frase por teléfono y corrí a contársela a la interesada, que se sonrió tímidamente mientras encogía los hombros como si quisiera abrazarse el corazón, ese gesto tan suyo. Mi adolescente…