Mi amiga M. cumple 50 en un suspiro y anoche me llamó, poniendo fin a mi día de silencio autoinfligido, para contarme que ya tiene un local donde celebrar su fiesta. Nada extraordinario, desde luego. Pero es que hace dos días cumplió 40, y que yo sepa la máquina del tiempo era un asunto de ficción. Qué bobos los científicos. M. es la mayor del…