1. A veces estás en modo Súper Yo y a veces en modo Mini Yo. Estas últimas conviene tener a alguien cerca para que te recoja con una carretilla, te hable bajito y te dé de comer.

2.Un hospital es un reencuentro de familia gitana. Cuatro hermanos en un coche y muchas horas para hablar y reírse aunque esté en juego la salud, eso tan serio. Pero en esta familia gitana sin serlo no hay nada tan serio que justifique la censura de la palabra y la risa.

3.Después del post de ayer, imagino un monólogo de teatro donde un padre desgrana sus sentimientos acerca del hijo que no le dejan ver si no paga. Podría titularse “Se vende hombre por piezas” o “Desguace” Un desguace. Imagino un desguace y ese hombre como un coche abierto en canal, casi sin piezas.

Desguace

y las feministas lo consagrarán como su bandera. Cuestionará todos los cimientos de la familia que ya no existe. Abundará en metáforas de la soledad y el chantaje. La escenografía debería ser simple.

4.Desde Brasil mi querida A. me cuenta sus contornos y manda fotos del país que parecen Suiza. Cualquier país tiene postales que te engañan a la vista. Cortes de mangas al tópico que ponen a prueba los prejuicios con los que construimos el edificio del saber. Mi amiga A. mira distinto y ve distinto. Su Brasil no está en los mapas. No intentaré encontrarlo cuando vaya.

5.Busco hormigas en el Thyssen y me encuentro cuadros de Max Ernst en un mediodía desierto de japoneses. La expo de Surrealismo y el Sueño habla del extrañamiento. De la contemplación de un yo distinto que eres tú pero no reconoces. Salir del cuerpo, eso que practicamos a menudo, es arrancarte un ojo y pintarlo de amarillo. Encuentro las hormigas y un precioso broche de metacrilato que hago mío. Me siento en la cafetería: tarta de manzana y café con leche. Me encantan los placeres a destiempo.