Jenna Jameson

 

Leo que a los niños valencianos y catalanes les cobrarán en el cole por llevar la tartera de casa. Y no, no es una noticia de El Mundo Today (www.elmundotoday.com/), ese periódico genial, alternativo y delirante, cuyos contenidos empiezan a parecerse peligrosamente a los de la prensa real. Un poco más abajo me entero de que Jenna Jameson, la actriz porno más reputada del cine norteamericano, está haciendo campaña por el líder republicano. Su claim, contra lo que pudiera parecer, no es conserva tus tetas, pueden salvarte la vida” o “clítoris en conserva”, sino algo así como que si eres rico -asumimos que ella lo es- debes votar por Rommey.
Lydia Cacho
¿Dónde estás, Nostradamus, que no reivindicas que clavaste lo del fin del mundo? Lydia Cacho, la periodista mexicana perseguida por señalar con el dedo las mafias de pederastas en su país, ha tenido que exiliarse porque por enésima vez una voz ha llamado a su casa para amenazarla de muerte
Los periodistas que no arriesgamos más allá de las lentejas por darle a la tecla con mayor o menor fortuna, miramos el caso con distante preocupación, pero la realidad es que hay colegas que se la juegan por contar la verdad. Y la verdad en nuestro pequeño mundo de amenazas light es, por ejemplo, que la asignatura de Educación para la Ciudadanía, esa que pone tan nerviosos a los obispos, va a ser retirada y “readaptada” a los gustos conservadores. Menos mal que algunos padres ya contábamos  a nuestros chukis eso de que los gays no son enfermos mentales ni depravados (en casa además vemos Modern Family, que refuerza lo suyo) y que la igualdad de género es un estado del alma, no un estado de alarma o de excepción.
¿Geografía vs.ideología?

No estoy hoy muy optimista, me pasa por haber arrancado leyendo los periódicos en lugar de triscar por los caminos de esta aldea donde las conversaciones giran en torno al tiempo: “¿habrá sol y, por tanto, playa?” O a otros accidentes geográficos: “¿verdad que esta glorieta no estaba el año pasado?”. Vivir mirando al cielo tiene sus ventajas, lo malo es que la caída puede ser tan dura como el golpe que me pegué ayer en la playa por tirarme como loca en lugar de considerar que podía haber una piedra afilada bajo las olas.

¿La geografía nos salva de la ideología? Las personas que viven pegadas a la tierra no parecen angustiarse, entretenidas en contemplar cada pequeño cambio de la naturaleza. En la ciudad, sin embargo, nos da por interpretar las palabras de nuestro opaco presidente Rajoy como si se tratara del oráculo de los dioses de la catástrofe. Y entre que nos rescatan y no nos rescatan, vamos devorando el mes de agosto (atención, pregunta: ¿dos veces rescate se diría rerescate, tan cacofónico, o directamente ajusticiamiento?)
No estoy segura de nada, divago y espanto moscas con los pies mientras me pregunto qué pasará en septiembre, cuando los empleados temporales se vayan a la calle, haya que pagar la vuelta al cole ( a ver si El Corte Inglés tiene güevos de vender otro espot estilo Heidi, desenfadado y feliz, a esos padres que no van a poder pagar ni los uniformes) y los funcionarios decidan que, para poca salud, ninguna, y nos den por saco en las ventanillas en señal de protesta por los recortes.
Así que Gaudeamus Igitur mientras agosto amanece en este prado perfecto con los badajos de las vacas componiendo su sinfonía cotidiana y esas enormes babosas saliendo a saludar por el camino. Sólo la naturaleza puede distraernos del drama, y si a sus señorías los obispos no les parece mal, habrá que explicarlo a nuestros niños en el cole. Toda catástrofe nos enseña un camino, y eso también es educación para la ciudadanía, aunque no se enseñe en esas aulas donde pronto los alumnos sacarán sus tarteras con las lentejas y fliparán cuando encima tengan que pagar al colegio tres euros.
Encima de puta, pongo yo la cama, es lo más fino que se me ocurre para describir este panorama.