1.Última convocatoria para reengancharse al nuevo año.  Lunes de recuperación de rutinas, de inicio de dietas absurdas para limpiar el colon (esa alcantarilla sospechosa), de matrículas en el gimnasio que no pisaremos, de abandono de vicios necesarios (sustitúyanse por otros, o será afán inútil), de lluvia terca y vuelta definitiva a la etiqueta laboral. Sí, hubiera sido mejor no haberse despertado, pero un paseo bajo la lluvia a las 8 a.m es una promesa de amor. Entreguémonos de entrada y sin mirar atrás.

2.El Chapo Guzmán detenido, Urdangarin en el banquillo, Artur Mas en la nevera… Dejen salir a los niños a la calle. Los guardianes del Bienestar aseguran en titulares que han hecho su trabajo. La boina de contaminación se ha desintegrado. Nada malo nos puede pasar…Según los que deciden el protocolo de la noticia. Sólo Puigdemont parece una amenaza para la mayoría, como la chica de la curva o el demonio dojo. Siento debilidad por los seres inquietantes que dan miedo a los columnistas conservadores.

3.No hay nada tan digestivo como la fabada asturiana. Propongo recogida de firmas para espantar su mala fama, y de paso erigir un monumento a la morcilla y el chorizo bien traídos. Abstenerse los de la limpieza de cólom y la cofradía del tofu, que os veo venir.

4.”El dodecafonismo, y su deriva musical serial, fracasa si se radicaliza“, sostiene S.P. Creo que esta sentencia puede aplicarse a casi todo, que la radicalización es siempre un canto de cisne. Querría acompañar la lectura de una de Schönberg pero encuentro que no se lleva bien con el café, ese elixir radicalmente sagrado que sin embargo no me sugiere deriva sino dulce bamboleo en todo caso.

5.Convoco  amigos altamente compatibles en casa y entendemos que nos une la devoción (resignada en algún caso) por “La Venganza de Don Mendo”, de Muñoz Seca. P. y su hijo se declaman versos por los pasillos, y a J. se la leía su padre una y otra vez sin quitarse la sobaquera de la pistola. Por mi parte, siempre me provoca carcajadas la visión de Fernán Gómez con melena y flequillo tazón, y ese “Mora que a mi lado moras, mora de la morería…”. Quedamos en cita para ver la peli juntos, ese plan postergado que a los hipster les daría urticaria.

¿Y vos qué haceis?

Aburrirme… Y el de Vedia


dijo: No os aburriréis;


os propongo, si queréis,


jugar a las siete y media.


MAGDALENA:

– ¿Y por qué marcó esa hora

tan rara? Pudo ser luego…


MENDO:

– Es que tu inocencia ignora

que a más de una hora, señora,


las siete media es un juego.


MAGDALENA:

– ¿Un juego?

MENDO:

– Y un juego vil

que no hay que jugarlo a ciegas,


pues juegas cien veces, mil,


y de las mil, ves febril


que o te pasas o no llegas.


Y el no llegar da dolor,


pues indica que mal tasas


y eres del otro deudor.


Mas ¡ay de ti si te pasas!



¡Si te pasas es peor!