Mi función de presidenta de la comunidad ha alcanzado cotas de thriller. Ayer, como cada mañana temprano, recibí un wasap de Vlad, el portero. Con un reclamo irresistible que rezaba: “Sorpresa matutina en la azotea“. Tuve que ampliar la foto varias veces hasta comprobar que lo que yo creía que era un bolso de Fendi de la temporada pasada era, y cito a Vlad, “un repartidor de fibra de Movistar“.

Se hizo un silencio solemne y algo impostado, como en las películas de suspense de serie B, y como el hombre comprobó que yo no me sobresaltaba aparentemente (o sea, que no contestaba a su hallazgo) siguió en plan Hercules Poirot, a su aire:

-Ha aparecido caído, pero no creo que se haya caído solo.
-Ahhh
-Me da la impresión de que ha sido manipulado..Que yo sepa nadie ha subido a la azotea a nada de la fibra…

Entendí que el pobre Vlad estaba apelando a la Jessica Fletcher que toda presidenta de comunidad lleva dentro, y que yo debía alimentar la excitación de Hercules o le iba a decepcionar. 

A murder, she wrote” (Se ha escrito un crimen) fue una de mis series de referencia, aunque ponerme en la piel de una señora tan vetusta y con faja no me estimulaba demasiado, y menos a esas horas tan tempranas en las que sólo me escribe mi fiel Vlad. Así que guardé silencio, resolví otros enigmas de mi vida laboral y esperé a que pasaran las horas deseando ardientemente que al entrar en el portal mi nuevo más mejor amigo  andara despistado con la jardinería o recogiendo las basuras.

Pero no. Eran las 20.30 horas y ahí estaba él. Entretenido con una vecina pero sin dejar de vigilar el portal con el rabillo del ojo. Me esperaba a mí, sin duda,  porque se abalanzó  en cuanto me vio llegar escorada y con el móvil en la oreja, ese viejo truco que utilizo para disuadirle y que claramente no sirve para nada. 

Mi alter ego, Jessica Fletcher

Yo entré con paso firme de legionario, pero él se interpuso entre mi determinación y el ascensor. De ninguna manera iba a escapar sin resolver “nuestro caso”. Así que tomé el toro por los cuernos. E hice la pregunta que la señora Fletcher llevaba urdiendo todo el día. La clave que abriría la resolución del enigma.

-¿Cuántas personas tienen llave de la azotea, Vladimir?

Al hombre se le iluminó la cara. Esperaba, sin duda, mi pregunta y llevaba la respuesta preparada. Sabía que me iba a causar estupor y temblores. Sabía que tras ella entraría en un estado de excitación tal que en mi vida (de presidenta) habría un antes y un después.

-Todos los vecinos tienen llave. (Mirada clavada, dando a entender todo y nada. Música barroca de fondo. Vecino que entra y me mira con compasión, pero se hace el loco para no parar)
-¿Cómo que todos? Yo no he tenido llave de la azotea jamás.
-Todos.
-Vlad, le juro que en mi vida he dispuesto de esa llave.
-Todos.

Lo que faltaba. Yo era sospechosa como la que más. Y Hércules Vladimir no iba a dejarme ir de rositas. Tras insistir una vez más en mi defensa y responder él un tercer “TODOS” -ahora parecíamos Popoff y Teddy o Maxwell Smart y la agente 99– le dejé explayarse con sus sospechas. Que si los dos portales contiguos comparten azotea, que si don tal y doña tal tienen llave fijo, que si tal vez se trate de un sabotaje entre compañías telefónicas… Yo ponía cara de interés y pensaba en si habría suficientes tomates en la nevera para hacer un gazpacho, y entonces él forzó aún más el celo de su investigación.

El cuerpo del delito

-Subamos a la azotea, que se lo enseño.

Y ahí Jessica Fletcher estuvo rápida: “De ninguna manera, Vladimir.  Ya me hago cargo del bolso Fendi, digo del cajetín, y ahora sólo resta llamar al seguro a ver si nos lo arregla. Buenas noches y gracias. Por cierto…¿qué hacía usted en la azotea tan temprano?

-Yo es que subo todos los días, a echar una miradilla…

Entendí en ese momento que hay misterio para rato y que, como en el Cluedo, o como en  Asesinato en el Orient Express, un cúmulo de sospechosos habitan el edificio de esta mi comunidad. El tedio de mi vida ha terminado. Ya tengo una misión. Ha nacido Jessica con nuevos bríos y sin faja. Y su cómplice puede ser el asesino.