Mi querida Big-Bang:

Llevo toda la noche soñando con la bruma de Turner. Ser un barco envuelto en vahos que apenas avanza por el mar negro y picado, enredado en una textura que parece un milagro que haya salido de un pincel impregnado en óleo. Que el tipo fuera un copión hasta que se encontró con su esencia vaporosa no viene al caso, pero sí. La moraleja es que te puedes pasar la vida copiando genios hasta que un día pida paso el tuyo, te posea y entres en un rapto creativo e inquietante que es el pasaporte hacia la gloria.

O igual eso no pasa nunca -desde luego-y hay que asumir que sin genio trascenderás por hazañas épicas como la risa floja que te daba cuando entraba un tonto en el vagón del metro, las carreras por el asfalto subida tus tacones de Lady Gaga o los chascarrillos que acuñaste como colofón desengrasante a un discurso plano y brumoso como un Turner.

Situación: salones de El Prado. El amor que fue y ella pasean entre los óleos, como tantas veces. Hay que tener mucha intimidad o mucha indiferencia para contemplar un cuadro junto a alguien. A ella le gustaba comentar uno o dos detalles, a él convertirlos en un discurso breve, explicativo, mucho más intelectualizado. Impulso y reflexión caminan juntos entre los barcos y sus nieblas. “He visto muchos cuadros este año, en silencio”. Qué bueno que viniste y que el rencor se ha disuelto, y que el cariño sigue ahí, liofilizado y listo para servir.

Dirás que siga en el diván un rato, que este relato no acaba aquí, que quieres detalles. Suplícame que te cuente la prórroga del partido y trata de comprarme con un vuelo al paraíso en high class, como las chicas (por ser misericordiosa) del último Sexo en Nueva York. Una muestra de la decadencia mal llevada envuelta en dior y Loubutin. No, a estas cuarentonas resabiadas la bruma se las ha tragado y no son sino la huella de lo que fueron. No, no terminarán en un museo, pero que les quiten lo bailao, supongo.

Y tú, Turner, tronco, gracias por ese espectáculo imperecedero de barcos y aguas agitadas. Ha sido un placer despertar mareada por tu vaivén misterioso. La próxima vez avisa y me enjareto tres Biodraminas antes de tirarme al mar y a tu genio…