Al parecer, Bin Laden leía a Noam Chomsky. De toda la información desclasificada ayer por Obama este es el dato que más me interesa. Las lecturas de uno pueden ser más elocuentes que el relato de su cama. Chomsky era un hueso duro de roer cuando yo estudiaba en la universidad. Carecía de poesía, era lo más similar a las matemáticas pero con letras. El profesor que nos hablaba de él impartía una asignatura llamada Comunicación y era tartamudo. Tartamudo y adorable. 

Porque daba la clase a trompicones y sin miedo. Y su gallardía oratoria hacía que nos abriéramos de orejas para hacerle sentir bien. Creo que pensábamos que un despiste nuestro podría hacer que él dudase de su capacidad. O puede que recogiéramos sus palabras, trabajosamente cinceladas, como se recogen las gotas de un recipiente de agua en el desierto. Y así nos inoculó a Chomsky, el críptico lingüista y filósofo norteamericano de origen judío del que nunca nos hablaron como activista político, circunstancia que lo hubiera hecho más sexy y llevadero a nuestros ojos.

A Bin Laden, imagino, le ponía la oposición del judío a la política exterior norteamericana, al capitalismo feroz, más que su disertación sobre la gramática generativa. Los componentes sintácticos. El lexicón. La recursividad o los sintagmas. A mí, que me considero una enferma de las palabras, siempre me pareció que la teoría del lenguaje era un jeroglífico endemoniado. Y sin embargo Chomsky ha sido una revolución. Y mi profesor tartamudo un ejemplo de cómo superar una tara y convertirla en seña de identidad. En una paradoja -“elcomunicadortartaja”- que lo hizo grande y, creo recordar, lo ayudó a convertirse en un ligón de siete suelas.

Noam Chomsky

No sé qué haría Bin Laden con un Chomsky entre sus manos. Asido como una metralleta. Defender la vida con uñas y letras. Casi ininteligibles, como una sinfonía moderna que desprecia la armonía convencional, te descoloca y te deja un retrogusto a nivel cuerpo que no entiendes bien pero te ha estremecido.

Hay algo irresistible en la lectura de lo ininteligible, y me vais a perdonar la oscuridad de la sentencia que no entiendo ni yo. Como tampoco entiendo que un chomskyano tenga además catálogos de viedojuegos y revistas porno. O lo mismo sí. Porque todos somos poliédricos. Y un asesino puede ser además un señor libidinoso, un traficante de besos o el cultivador de la orquidea más rara del planeta.

Hoy, gracias a Bin Laden y a la desclasificación de Obama, he tenido la oportunidad de hacer las paces con Chomsky. Con ese otro Chomsky autor de reflexiones tan vivas, tan feroces, tan brillantes, tan provocadoras como éstas:

1.”Si supones que no existe esperanza, entonces garantizas que no
habrá esperanza. Si supones que existe un instinto hacia la libertad,
entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”
 2.”Parte del motivo por el que el capitalismo parece tener éxito es que
siempre ha contado con mucha mano de obra esclava, la mitad de la
población. Lo que las mujeres hacen – fuera del mundo laboral – no
cuenta para nada”. 

3.”La gente paga por su propia subordinación
4.El propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí
mismos. El otro concepto de la educación es adoctrinamiento.
5.”…Si crees en la libertad de expresión entonces crees en la libertad
de expresión para puntos de vista que te disgustan. Por ejemplo,
Goebbels estaba a favor de la libertad de expresión para los puntos de
vista que compartía, igualmente Stalin. Si estás a favor de la libertad
de expresión, eso significa que estás a favor de la libertad de
expresión precisamente para los puntos de vista que no compartes, de
otra forma, no estarías a favor de la libertad de expresión.”
6.Soy lo que es llamado aquí un “ateo secular“, excepto que ni siquiera puedo decir que soy un “ateo” porque no está del todo claro lo que se me pide negar”.