1. “No necesito ser el primer hombre de tu vida, sólo el último”. Apunto el diálogo entre una mujer con pasado y un hombre enamorado con abundante determinación. Ella es Helen Hunt. Una diosa sin avaricia de alfombra roja. Aguda, imperfecta y no sometida a la tentación del hialurónico. Él ni me acuerdo quién era, pero le hubiera dicho que sí.

2.¿Un coetáneo es un señor? les pregunto a mis amigas. No lo tengo claro, pero los nuestros no encajan con “chico”, ni con “tío”. Hay una edad fronteriza que no atiende a etiquetas. Un limbo de madurez donde uno se resiste a cambiar el vocabulario por uno nuevo que pesa demasiado. Un “tipo” podría ser de cualquier década, de otra vida. Pero si él señor, tú señora. Palabras mayores.

George Clooney en “Urgencias”

3.En la parada del autobús un coetáneo alto, canoso  bajo la lluvia, habla por teléfono con la paciencia a dos milímetros de desbocarse: “Es que no necesito nada, te lo he repetido varias veces.  Por favor, no me compres nada por Navidad”. Imagino que es a ella. Siento lástima y deseos de decirle: “Los regalos que uno no necesita se llaman sorpresas y molan”. El coetáneo no me lee el pensamiento, y a cambio le dice a esa mujer, cálido pero firme: “Tengo que cortar, que viene el autobús y llueve tanto. No me compres nada, por favor”. La imagino desolada bajo la lluvia.

4.La canción favorita de los cirujanos para operar, contaron en el Telediario, es “Staying alive” de los Bee Gees. Me parece muy ad hoc, pero altamente peligrosa. Cuando la escucho se me dispara la pelvis. Me pasa también con Gloria Gaynor y con “Sin documentos” de Los Rodríguez. ¿Más de un hígado y un pulmón se habrán visto en peligro de caída en un quirófano?

5.Noticia de última hora: Los mejores perfiles para ligar no están en Meetic, sino en Forocoches. Ayer comí con varios compañeros, casi todos gays, y tuvimos una  conversación reveladora. “Son heteros, de entre 35 y 50 años y hablan de todo, desde sus Audis hasta cómo han arreglado un lavavajillas, y a veces de tetas y culos, claro”, aportó P. con laconismo sabio. La curiosidad me mata y entro a mirar: “Tutorial para aprender a hacer drift” (¿y eso qué es, una postura?), “cuánto esperarías entre una ruptura y volver a tener pareja” (a veces la eternidad, como Drácula con Mina), o “la verdad sobre el precio de la gasolina. Reflexión nocturna” (disuasorio, si eso es lo que te hace reflexionar, guapo).

6.Los exorcismos están de moda. Misma comida, mismos compañeros. Afirmo que no creo en el diablo mientras devoro una extraña ensalada con tacos de atún disfrazados de foie,  pero que una vez leí un reportaje escrito por un periodista testigo de un proceso y me inquieté bastante. “O sea, que no te lo crees, pero te cagas”, resumió C., que es muy cheli y muy rápida en sus conclusiones.  “O sea, que si te veo un día retorciéndote por el suelo mientras balbuceas en una lengua muerta, creeré de golpe suponiendo que no me dé un infarto in situ”, respondí esquinando el último taquito de atún/foie con cara de sospecha.