El Manantial. Courbet

1-“El compromiso no es otra cosa que actuar en defensa propia“. Lo dijo anoche Serrat en la 2, mientras en el Congreso de los Diputados un airado Rajoy le decía a Sánchez “no vuelva usted por aquí” o “es patético”. Me parece que los dos actuaban en defensa propia. Me quedo con la poesía.

2-Corrección de estilo, dominio del dibujo, equilibrio de composiciones y preeminencia de los grandes temas (historia, religión y mitología). La pintura académica del XIX hizo posible el nacimiento (reactivo)  del impresionismo y las vanguardias como contrapunto. Ayer en la Fundación Mapfre: El Canto del Cisne levité delante de lienzos de Gérôme, Cabanel, Bouguereau, Laurens, Henner, Meissonier o Baudry de una belleza colosal, imperturbable. Geniales los títulos de los compartimentos temáticos: “El indiscreto encanto de la burguesía” o “El mito: la eternidad de lo humano en cuestión”. Fantásticas y audaces las paredes de las salas pintadas de violeta y esa moqueta verde musgo.

3.Apunto una idea que no sé a dónde me va a llevar: Micro-striptease por dinero. (Puede que sea una reacción a los desnudos de la expo). Se me ocurre un relato. Abstenerse copiones.

4. Una madre latinoamericana con cuatro hijos de edades semejantes en el autobús, entre 3 y 8 diría, les advierte mientras los peina torpemente con los dedos: “¿Ya sabéis que vuestro padre no paga nada, verdad?” Los niños fingen que no la han escuchado. La infancia es una vacuna contra la crueldad. Una película de Disney que un día se interrumpe de golpe. Los niños parecen felices con sus mochilas del cole.

5. “Yo estoy en riesgo de exclusión sentimental“. Lo escuché y lo guardé en un cajón. Se refería, creo,  a qué pasa cuando uno se va a vivir a casa del novio o novia con miedo a que la relación termine y se queden en la calle. Me parece que el living apart together es la fórmula idónea si el bolsillo resiste, porque además protege al corazón. Aunque todos hemos padecido el síndrome del neceser y la muda cuando nos quedamos a dormir en hogar ajeno y siempre, siempre, se nos olvida el desodorante, la crema hidratante o el secador.