Mi querida Big-Bang:

Me cuenta mi amigo M. la historia de su desamor: “Al final mi novio inglés se pasaba el día quejándose: que si no me gusta España, que si los graffitis…”. He visto muchas clases de excusa para romper, pero la de los grafittis es absolutamente nueva para mí. Un tipo que rompe con su novio porque odia ver garabatos en las paredes de la ciudad merece una atención especial. No ha dicho aquello de “se nos rompió el amor de tanto usarlo·, tampoco lo de “no sos vos, soy yo”, sino que indirectamente le está echando la culpa al alcalde Gallardón, y eso mola.

Las amistades fraguadas en un viaje suelen ser eternas. Las risas a bordo de un avión, inolvidables. M, ya repuesto de su ruptura, me sigue regalando perlas: “Al final, todos sacamos al pequeño fascista quue llevamos dentro” y, como el que no quiere la cosa, desenfunda la foto de su orla de peluquero. Tiene 15 años y un tupé que ríete del de Travolta en Grease. “Jomío, aquí te pareces al Camborio”, le digo mientras devoramos un bocata de pavo con mucha lechuga y poca sustancia.

“A mí lo de los graffitis no me agrede demsadiado”, prosigo con la boca llena, “pero si un novio me plantara con semejante argumento al menos le agradecería el esfuerzo de estrujarse la cabeza, no crees?” Asiente M y me sigue regalando sentencias que anoto con gran esfuerzo y a punto de vomitar. Estamos emparedados en el avión y debo doblarme para abrir el bolso y sacar la libretilla.

Sonríe M. y su picardía me indica que ya hay noviete en la recámara. Un clavo saca a otro clavo. “Pero por dios bendito no se te ocurra meterlo en tu casa, que luego no saldrá”, le brindo mi consejo más romántico, de mujer resabiada que no abre la puerta ni al cobrador del frac. M. me mira fijamente como para calibrarme en calidad de consejera matrimonial y no responde de inmediato…”¿Tú crees?

Aterrizamos hermanados en la turbulencia y aún M. tiene el detalle de regalarme un antiojeras infalible, “para que tu piel luzca como la de un bebé.”

Ay!, sí, y si no lo usaré para hacer un graffiti de bye bye love en el espejo del baño!