El taxista se parece a Mel Gibson antes de devenir pendenciero. Tendrá a ojo unos 45 años (luego me confesará que 48) Cuando subo y arranca quiere saber las ventajas del Whatsapp.

-Me lo he bajado para hablar con mi hijo. Mira, es éste. (Junto al simbolito pone “menor de 18 años”)
-Ah…ya veo. ¿Pero por qué avisa de que es menor de edad? Suena raro…

El hombre hace caso omiso de mi comentario, y me enseña a la siguiente de su lista: su ex mujer. Quiere sacarla de ahí porque teme que utilice el sistema de mensajería simultánea para espiarle. Vamos, que está seguro de que ella lo hace, porque es como la Gestapo. Astuta y silenciosa…

-Como mucho sabrá a qué hora mandó usted el último Whatsapp, le digo para tranquilizarle. Pero él quiere borrarla del menú mientras conduce, y procede en medio del túnel de Velázquez.
¿Sabe qué? Gracias a ella llevo dos años en casa de mis padres porque no tengo un duro. Bueno, a ella y a la imbécil de mi hija, que está embarazada con veinte años.
-Vaya…Lo siento.
-Y ¿sabes qué? Encima tengo que pedirle perdón porque me enfadé cuando me lo dijo. ¡Hay que joderse! Veinte años, un colegio privado toda la vida hasta que su madre va, se divorcia de mí y se va a Cádiz a vivir y la mete en uno público.

-Hombre, las de los colegios concertados también se quedan embarazadas, si no que se lo digan a Esperanza Aguirre...
-Y ¿sabes cuántos años tiene su “pareja” (y me hace el símbolo de las comillas con las manos, que ha soltado del volante otra vez) Veintidós años. El niñato tiene 22 años.
-¡Qué joven!, murmuro. Ande, coja el volante, por favor…
El niño ése es un imbécil que ya dejó antes embarazada a otra. ¡Tiene un hijo de dos años! Y la idiota de mi hija va y lo hace a pelo con él. Y me miente y no me cuenta que es padre de otro niño al que pasa una pensión de 250 euros!!! (suelta el volante de nuevo)
-Bueno, al menos no es muy alta…la pensión, me atrevo a susurrar.
¡Pero si es un soldaducho mileurista!!! ¿Sabes quién va a mantenerlos a todos??? ¡El gilipollas que la está llevando usted a casa!, que no tiene dónde caerse muerto, que va a ser abuelo a los 48 años, que vive otra vez en casa de sus padres y que se ha echado una novia después de seis años de infierno!!!
-Pues me alegro mucho…de lo de la novia, quiero decir.
-Sí, algo es algo. ¿Sabes dónde vive ella, mi chica??? ¡¡¡En Cádiz, al lado de la otra, de la tonta de mi hija, de mi hijo el menor de edad y del militroncho que me va a hacer el abuelo con el que el otro día volví en el tren por casualidad!!! La vida es una mierda, ¿sabes? Una puta mierda.

A esas alturas llevamos un par de minutos en la puerta de mi casa y el Gibson necesita desahogarse, así que no seré yo quien se lo impida. Pienso que a los 48 años nadie merece regresar a casa de sus padres, tener una hija descerebrada, una novia a 700 kilómetros y una ex que te espía por Whatsapp aunque sea técnicamente imposible.

Y nadie merece ser abuelo cuando apenas ha descansado de ser padre. La tranquilidad, me parece, tiene que ver con ir quemando etapas de manera consecutiva. Siento pena de Mel Gibson, airado y sin horizonte, que arranca el taxi después de darme las gracias por la terapia.