Cuestión previa: ¿Existe la categoría “liderazgo testicular“?
Las encuestas dan de comer a los sociólogos y resuelven titulares de periódico. Yo leo que Durán y Lleida es el político mejor valorado e inmediatamente pienso en sus corbatas de Hermés y en su compostura impecable. Al pueblo le gustan los parlamentarios limpios que huelen a perfume caro. Y opinan a su favor, porque opinar es gratis. Luego llegan a la urna y les da un subidón, un ataque de responsabilidad o un hormiguillo y cambian al hombre Brummel por otro. ¿Tú también, Bruto?
Esto es rencor tiñoso de quien sólo (con acento, sí, rebelde que es una) fue en una o dos ocasiones delegada de la clase. Un noble oficio que consistía en esencia en apuntar los nombres de las que faltaban en un parte, para que la madre superiora abriera un expediente tipo CSI y averiguara si las interfectas estaban en su casa con fiebre o en el parque retozando con los niños del colegio Menesiano. O sea, que eras una semichivata con extremada popularidad, imagino, y tu cargo te estigmatizaba para la eternidad.
Anoche en la tertulia que me acuna no se hablaba de otra cosa. La diferencia de puntuación entre el PP y el PSOE y el presunto liderazgo de Rajoy y Zapatero. Cateados ambos. “Al primero le han dicho que no haga nada, porque tiene los votos de los suyos asegurados, mientras que el Presidente necesita movilizar como sea a su masa electoral”, decía la lideresa de la tertulia. Es decir, que el uno no hace falta ya ni que se tiña el pelo de color mostaza ni que inaugure comedores populares con ridículo delantalillo y gorro de cocinero, y el otro debería ponerse el traje de arlequín para echarse a la calle. O algo.
A mí los líderes que me molan son más de trapillo. Llevan mechas y hacen gestas sin darle solemnidad a la cosa, y cuando se la están jugando sueltan un chascarrillo desengrasante y te quitan el miedo a respirar en la nube de contaminación que nos rodea. Rara vez visten según los cánones, pero nadie osa reírse de su chaqueta industrial o de sus pantalones pre Slimane. Y en su discurso nunca emplean el término “emblemático” ni enfatizan el énfasis para excitarte.
Así que ando huérfana de líderes, pero me sobran ególatras alrededor. El partido Yoyoísta es sin saberlo el ganador de todas las encuestas. Yo, por mi parte, me declaro inmune a los cantos de sirena loca de esos tipos trajeados que se acuestan obsesionados por la puntuación de sus egos. La política testicular es altamente contaminante. Hoy no saldré a la calle sin mascarilla.